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1.909 NAUFRAGIO EN ALMUÑÉCAR. Acto heroico de un hijo y sorpresa.
Fecha: 2014-10-27
Naufragio en Almuñécar. Acto heroico de un hijo y sorpresa.
Discurría placidamente aquel verano del 1.909. En plenas Fiestas Patronales habían recalado frente al pantalán en la playa de San Cristóbal los vapores “Cabo Toriñana” procedente de Melilla, y el “Colón”, el falucho “Encarnación” en lastre, para cargar madera, el laud “Ciudad de Almuñécar”, proveniente de Málaga con carga general. Para sintonizar con la ciudad, se engalanaron con banderitas y por la noche exhibieron un vistoso alumbrado. El Colón con matricula de Tarragona y 500 toneladas de registro, había descargado harina y arroz y permanecía a la espera para cargar azúcar . El Cabo Toriñana de 800 toneladas, cargaba azúcar para Bilbao de la fábrica La Peninsular.
Vapor Cabo Toriñana. 800 T. de Registro.Con azucar de Almuñécar para Bilbao.Tripulación del Toriñana. Vapor "Colón" de 500 T de carga. con escala en Almuñécar.
Laud "Ciudad de Almuñécar". A la derecha pintura de un antiquisimo Falucho posiblemente en San Cristobal.
En primer plano la fábrica de azucar la Peninsular en plena actividad. Molía entre 600 y 800 toneladas diarias de caña y podía producir 8.000 t. de azucar por temporada.
En la mar reinaba una gran calma "chicha". Fue la noche elegida por nuestro reconocido y honrado maestro mecánico D. Antonio de Elena para visitar el Toriñana, pues era el cumpleaños de su hijo José. Entre su tripulación estaba enrolado un viejo amigo suyo, que gustosamente haría de anfitrión. Su hijo José que cumplía 20 años, había hecho extensiva la invitación a sus amigos Miguel Galiana Fernández y Eduardo Tuso, para luego con su pequeña “buceta”, ir todos de divertida pesca esa noche. Esto hicieron y alrededor de las tres de la madrugada pusieron rumbo a la “Roca”. En tan divertida operación sorprendioles un fuerte temporal de Poniente y al regresar a Almuñécar, ya avistando la playa, dirección al Peñón de Afuera, un golpe violento de mar, hizo zozobrar la pequeña buceta, poniéndole la quilla al sol. El infeliz mecánico Sr. Elena, tratando de buscar a los muchachos, fue apartado por una gran ola y arrastrado por la corriente. Su hijo José y sus amigos Miguel Galiana y Eduardo Tuso a nado y a duras penas, consiguieron alcanzar el Peñón. En aquel estado de pavor y desesperación buscaba José a su padre, cuando descubrió que aún estaba en la mar y batiendose en lucha titánica contra las olas,pero ya alejándose arrastrado por la corriente. y percatose de que en un desesperado intento el padre, gesticulaba y con ahogada voz parecía despedírse. Entonces volvió el joven José a arrojarse al agua y alcanzándolo, abrazose a él, pereciendo ambos entre las tinieblas de la noche y las profundidades del mar.
Imponente aspecto de la mar a la altura del Peñón de Afuera,donde tuvo lugar el naufragio.Temporal de levante en la playa Puerta del Mar.
Se comentaba, que el joven José no quería embarcarse, pero el padre le decidió, exhortándole para que no tuviese miedo. Contestándole el desgraciado José de Elena en tono jocoso: Bueno, pues cumpliré los 20 años pasado por agua. Su respuesta parecía fruto de una negra premonición.
Ya a las siete de la mañana , volvía de la mar, después de prestar su cotidiano servicio, a bordo de la embarcación “Juan de la Cruz”, de la Compañía Arrendataria de Tabacos de Almuñécar, el patrón de dicho barco D. Eduardo Tuso. Una vez hubo bajado de la embarcación en el lugar llamado la Caletilla, por reinar fuerte viento de S. O. ,así como gruesa mar del mismo viento y ya terminada la operación, el Sr. Tuso, oyó como fuertes gritos que venían del Peñón de Afuera, distante unos 400 m. del barco de la Tabacalera. Aunque nada le hacía presagiar la sorpresa que le esperaba.
C.A.T. Compañía Arrendataria de Tabacos.Una similar la "San Juan de la Cruz" prestaba su servicio en Almuñécar, mandada por el Sr.D. Eduardo Tosa. Peñones de Almuñécar.
Con objeto de persuadirse de lo que ocurría y armado de anteojos, exploró el horizonte, así como el peñón mencionado de donde partían los gritos.Cual no sería su sorpresa indescriptible cuando vio que se trataba de dos náufragos , que luchando con el imponente mar lograron el Peñón de Afuera.Hacerse de nuevo a la mar el barco de Tabacalera que Eduardo Tuso patroneaba, no era posible, por ser muy pesado y poco maniobrable. En vista de lo cual el pescador Miguel Ligero (¿Padre de José el Pintura?), patrón del “San Manuel”, que estaba por casualidad varado en la Caletilla, ayudando a Eduardo Tuso y a dos de sus marineros , José Montes y Cristóbal Alcaraz, así como José Ligero y Miguel Tebas del laúd de pesca, botaron al “Joven Manuel”, que presuroso partió hacia el lugar del suceso.
La barca de rescate de Miguel Ligero, el S.Manuel foto izda.. Embarcación tipo "Buceta", ya muy deteriorada foto derecha.
Una vez cerca de donde estaban los náufragos, el patrón del barco de la Arrendataria, que desconocía la situación, quedó estupefacto al reconocer en uno de ellos a su hijo Eduardo y al amigo de éste, Miguel Galiana Fernández. Los cuales se encontraban en un total estado de postración, que es de suponer después de haber recorrido a nado y de noche, cientos de metros contra viento y marea.Enseguida se dio principio al salvamento, bajo la dirección de D. Eduardo Tuso, para lo cual y visto el estado de la mar, que no permitía se acercarse la embarcación, para recoger a los náufragos; tuvo que arrojarse al agua y llevar cuerdas para poner a salvo a aquellos infelices, que durante más de una hora habían luchado contra las olas.
Buceta naufragada. Impresionante alarde de fuerza de un mar encolerizado.
Una vez junto a los náufragos, interrogó a su hijo acerca de Antonio Elena y de José, pero nada pudo decirle; pues cuando a duras penas los dos náufragos ganaron el peñón, Eduardo Tuso (hijo), subía a la cúpula é interrogó con la vista el horizonte para tratar de descubrir a sus dos compañeros. Pero todo fue inútil, pues todo lo invadía la obscuridad de la noche, y solo se oía el rugir de las olas. Ya nada se vio, ni siquiera la buceta, que llena de agua y a merced de las olas, fue con la marea mucho más lejos de donde zozobró.Ya en la mañana del día 25 del presente mes, prestando servicio la embarcación de la Arrendataria de Tabacalera, en un recorrido entre Almuñécar y Motril, se enteró de que el cadáver del infortunado Antonio de Elena , lo había arrojado la mar en las playas del vecino pueblo de Salobreña, a las diez de la noche.
En situación similar a ésta fueron encontrados Antonio de Elena y su hijo José. Miguel Galiana, entonces un niño y amigo de José de Elena que salvó milagrosamente la vida.
Una vez levantado el cadáver, se vio que éste tenía los objetos siguientes: un reloj, un limpia dientes, una llave, un cortaplumas, unos quevedos, dos pañuelos, y treinta céntimos en metálico. El cadáver del desdichado hijo fue arrojado por la mar en el lugar conocido como “El Peladillo”, termino de Motril.
Con objeto de recabar fondos para la familia de los náufragos, recorren todas las casas de ésta ciudad una comisión de Sras. compuesta de Dª Elena Lamero de Demarteaux, Srtas. Pilar Castillo y María y Dolores Galiana. Por orden del Sr. Alcalde se suspendieron las actuaciones musicales de la banda Municipal, así como otros festejos. La negra sombra de la tristeza que había producido la tremenda desgracia de la pérdida de D. Antonio de Elena y su hijo, muy queridos en la capital Sexitana, gravita aún en el ambiente.
Némine Biazzi.